jueves, 14 de mayo de 2015

Capitulo 6. (Como esquivar al amor)

6.

Hay mucho ruido a mí alrededor, pero no le hago caso. La carrera ya ha empezado. Solo miro al hombre que tengo delante y recuerdo una y otra vez la manera en la que nos dejó. Recuerdo ver a mi madre desesperada por llegar a fin de mes, como trabajaba sin descanso para poder sacarme adelante. Recuerdo escucharla llorar a escondidas, y como después me sonreía y daba ánimos. Siempre fuerte, por mí.

Por aquel entonces, los niños eran muy malos, siempre alguien me preguntaba que donde estaba mi papa y se burlaban si les decía que se había ido.  Mi madre nunca me mintió, recuerdo el día que me contó la historia entera, como cada vez se peleaban mas y como finalmente el decidió irse, “sois demasiada carga, no puedo”, había dicho antes de irse.
Siempre me he sentido el motivo el motivo de su ruptura. Al fin y al cabo, si yo no hubiera nacido, no se hubiesen separado ¿no?.

La realidad me golpea, no éramos una carga, yo era una carga. Mis padres me tuvieron jóvenes, pero eso no es escusa. Simplemente mi papa no me quería. Mi amor y el de mi mama no fueron suficientes para él. Ahora por lo visto el de esa niña y la mujer de al lado sí.

Me limpio las lágrimas, no sabía que estaba llorando, y alzo la vista. La carrera ha acabado, el ruido a mi alrededor es ensordecedor. Las gradas están a reventar de gente.

Entre mis ojos vidriosos, distingo el mono de Damián, como no, ha ganado la carrera ¿hay algo que haga mal?

—Perdona, — un hombre llama mi atención. Al darme la vuelta veo que es Ricardo, mi supuesto padre, y digo supuesto por que este hombre podrá tener mi sangre, pero para mí no es nada.

— ¿Nos haces una foto? —, pregunta. Y yo salto, no me puedo contener. Años de rabia salen de mí.

— ¿En serio? — comienzo con sarcasmo. —Me he imaginado muchas veces esto. Muchísimas. He imaginado que diría miles de cosas o que tú me las dirías a mí. Pero ¡NO! Te veo y me pides una puta foto con tu jodida familia. — Me mira asombrado, no sabe quién soy, eso me cabrea más.

— ¡Dios! Me da asco solo mirarte.

— ¡Estás loca! ¿Quién eres para hablarme así?, —la gente nos mira.

—Para ti nadie. —Voy a darme la vuelta, necesito irme, pero me coge del brazo.

— ¿Quién eres?, — lo empujo.

— ¡Suéltame! — grito histérica. — Ni me toques. —Pero él me agarra más fuerte y sisea e mi cara.

—Eres una…

Una mano aparece en el cuello de Ricardo, y al instante, un mono azul se pone en mi vista.

— ¿Quién coño te crees que eres para cogerla... para tocarla… si quiera para hablarle así?, — la voz de Damián es baja pero detona rabia. Mucha rabia.

Damián lo suelta y me mira. Yo estoy en shock, quiero irme de aquí. Quiero llorar, gritar, abrazar a Damián por defenderme, no sé. Ahora mismo no quiero pensar en el comportamiento de Damián, solo quiero que me saque de aquí. No quiero volver a ver al desgraciado de mi padre.

— ¿Qué pasa aquí? — aparecen dos guardas de seguridad y los compañeros de equipo de Damián. Y se lía. Un montón de gente me empuja. Unos para ver qué pasa, otros para ver a Damián.

Veo a la niña y a la mujer que iban con Ricardo. No saben nada y por un momento siento pena por ellas. No se merecen este espectáculo.

—¿Ricardo qué pasa? —, pregunta la mujer.

Yo miro por última vez a mi padre y me doy la vuelta, necesito salir de aquí.

—¡Ina!, —grita Damián. —Ina espera.

Me doy a vuelta y niego con la cabeza. Necesito salir de aquí. Antes de correr escaleras arriba hacia la salida veo dos cosas.

Damián intentando llegar a mí. Y a Ricardo totalmente paralizado.

Son las dos de la mañana. No sé muy bien donde estoy. Cuando Salí del estadio me dirigí corriendo a la parada del autobús, tome el primero que paso y bajé no sé dónde.
Llevo casi dos horas sentada en el callejón, de al lado de un pub, llorando en el suelo y con una botella de vodka en la mano.

—¿Por qué nadie me quiere? —, susurro entre lagrimas y hipidos.

—Mirar chicos, una niña bonita y borracha.

Miro arriba y me encuentro con cuatro chicos que definitivamente dan miedo.

—No voy borracha, —les digo. Es lo único que se me ocurre, y es verdad.

Los cuatro se me acercan, intento levantarme pero no lo consigo. Uno de ellos me vuelve a empujar al suelo. Sé que debería sentir miedo pero ahora mismo solo siento dolor y rabia.
Lo aparto y me pongo de pie. Intento ir hacia el bar pero no me dejan pasar.

—Tú, te vas a venir conmigo, —dice el más alto de ellos. Tiene la piel muy pálida y está demasiado delgado.

Lo empujo pero no me suelta, lo vuelvo a empujar, pero nada. Entonces me acuerdo de mi padre y le suelto tal guantazo que lo dejo aturdido, después una patada en los huevos y salgo corriendo.
No llego muy lejos uno de ellos me atrapa.

—Sucia perra, —maldice el chico pálido, levantándose del suelo.

Vale, ahora si tengo miedo. Miro alrededor y no veo a nadie que no sean ellos. Joder, estoy en problemas.
Me acuerdo de Damián, que contra todo pronóstico había salido detrás de mí. ¿Dónde estará? ¿Me seguirá buscando? Oh no, seguro que después de esto ya no me habla e la vida. Ahora si que me va a odiar.

—Damián…—susurro.

El chico que me tiene agarrada me coge la cara con las manos para mirarme bien.

— ¿Has dicho Damián? Mierda. Chicos es Ina, la novia de Damián.

—No jodas, —dice uno.

—Voy a avisarlo, — dice el otro.

—Te has librado por poco. —Dice el alto. Yo por un momento me quedo parada  ¿Qué?
No sé muy bien que pasa, pero me llevan a la puerta del pub y a los cinco minutos escucho un sonido muy familiar.

La moto de Damián se para frente a mí. Viene sin casco, y lleva un cabreo encima que da miedo. A pesar de eso, me reconforta verlo.

—¡A ti qué coño te pasa!  ¿Primero la lías y luego sales corriendo? —, me grita. Hago un puchero exagerado intentado no llorar. Pero no puedo más, soy una llorona. Y hago lo que llevo meses haciendo. Suelto la botella y me tiro a sus brazos. Entierro la cara en su pecho y lloro, lloro por culpa de mi padre, porque necesito apoyarme en alguien, lloro por todo. El día de hoy ha sido una mierda
Suspira.

—Eres un problema.

Me abraza, y yo me siento segura otra vez. Cierro los ojos, respirando esa paz que me da. Mis lagrimas cesan. Les dice algo a los chicos del callejón. Me Coge los brazos y los pone alrededor de su cuello.

—Agárrate, —susurra en mi oído, provocando miles de estremecimientos. Me agarra por los muslos y me alza a su cintura.

Me ruborizo ¿Qué hace?

Noto como nos subimos a la moto. Lo miro a los ojos y me pierdo en ellos, esta vez me devuelve la mirada. Me aprieta más a él. Nos rozamos íntimamente y mi corazón se vuelve loco. Casi jadeo en su cara. Repentinamente me pongo nerviosa, siento cada parte de su cuerpo que está en contacto con el mío.

Me coge la cara con las manos, me da un beso en la frente y me obliga a esconder la cara en el hueco de su cuello.

Así vamos a casa. Yo montada de esa manera y el conduciendo así. Por un momento pienso en decirle que cambiemos de postura, que es peligroso, pero estoy demasiado a gusto.

Llegamos a casa y me baja de la moto de la misma manera.

Entramos y yo voy directa al baño. Me ducho y lavo los dientes y voy a mi cuarto. No tengo ganas de hablar ni de pensar en nada.

Al abrir la puerta lo veo sentado en mi cama, también recién duchado y en pijama. Tiene el pelo mojado de la ducha y un poco de barba. Esta para comérselo.

Nos miramos, no decimos nada.

Me meto quito la toalla, voy en bragas y sujetador. Cuando voy a ponerme el pijama, se quita su camiseta y me la ofrece. Por un momento me quedo parada.
Entonces se levanta y me la pone el mismo. Vuelve a suspirar, y yo me quedo embobada viendo su pecho. Es simplemente perfecto.

Aspiro su aroma, ahora huelo a él y eso me encanta. Mi corazón late con fuerza y miles de mariposas pasean por todo mi cuerpo.

Nos metemos en la cama y apaga las luces.
Nos acurrucamos al estilo cucharita. Todavía no me lo creo. ¿Qué le pasara por la cabeza? Es todo tan confuso.

Me acerco todo lo que puedo a él. Me quedaría así toda la vida.

—Me debes una explicación.

—Mañana, — susurro y me acurruco más contra él.



Damián POV

Ina se revuelve en mis brazos. Se quedó dormida en segundos. Beso su sien y la miro. Las mismas palabras de siempre rondan por mi cabeza. El día que la vi solo pensé una cosa y cada vez que la veo, lo mismo. Me gustaría poder decirle tantas cosas… Pero es imposible.

Me levanto lentamente de la cama y me voy a la cocina. Necesito pensar y fumar.
Me siento en una silla y apoyo los pies en otra, mientras enciendo el cigarro.

 ¿Qué está mal conmigo? ¿Qué me pasa? No me la quito de la cabeza.

Lo único que quiero es abrazarla todo el tiempo. Es tan confuso. Ina me gusta mucho.
 Pero no puedo hacer nada, se lo prometí a Amalia. No puedo romper la promesa que le hice a ella. Siento que cada vez la estoy defraudando más, que la estoy traicionando.

Un ruido me hace mirar a la derecha, y me encuentro con Ina en la puerta. Se ve tan hermosa con mi camiseta, aunque ella esta guapa con cualquier cosa.

Por un momento nos miramos ¿Sabrá ella cuanto me gusta mirarla? Es perfecta.
Levanto el cigarro, y ella se acerca a cogerlo. Después de una calada me lo devuelve.

Veo que va a sentarse en una silla pero inevitablemente la pongo sobre mi regazo. Ella se tensa un momento y me mira asombrada, pero se relaja. ¿Qué le habrá pasado en el circuito?  Dios me ha preocupado tanto. Cuando he salido y no la he visto casi me da un ataque. No puedo permitir que le pase nada malo. No puedo y punto. Me debe unas cuantas explicaciones.

La quiero besar… pero no puedo, así que, poso el cigarro en mi boca e inhalo, seguidamente cojo su cara y acercando nuestros labios suelto el humo en su boca. Ella lo acepta, y después lo echa de una manera tan sexy. 

Me quedo mirándola y las mismas palabras de siempre vuelven a mí… suspiro y la abrazo. 

Una pena que no podamos ser nada.


Holaa¡¡ Lo siento¡ he tardado mucho en subir capitulo, lo sé. Pero este es bastante largo ¿compensa?

Comentar¡¡ decirme si os gusta, si no etc.. 

Hasta pronto¡ 
Bss  (L)

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